Muy buen teatro

Por Margarita Borja, Leonard Haverkamp y Georg Kasch

Traducción al español por Margarita Borja

Berlín / Leipzig / Zúrich, 12 de febrero de 2024

¿Cómo estuvo el Festival ¡Adelante! del 2024? Ocho días de arte teatral han llegado a su fin y el equipo de redacción de esta página (Margarita Borja, Leonard Haverkamp y Georg Kasch) se ha sentado a compartir sus impresiones. 

Georg Kasch: Margarita, Leo, ¿qué les pareció esta, la tercera edición del festival y para ustedes la primera que pudieron vivir en persona? ¿Qué es lo que más les sorprendió? 

Margarita Borja: El trabajo de las traductoras e intérpretes, tan minucioso y bien logrado. Muchas de las obras tenían complejidades lingüísticas (juegos de palabras, chistes, jerga) y a pesar de ello la traducción al alemán logró adaptar los textos magníficamente. Los sobretítulos eran muy buenos, ¿no? 

Georg Kasch: Sí, ¡fantásticos! Lograban captar el tono del original y eso incluso teniendo que resumir y recortar de manera que el público pudiese avanzar al ritmo de las palabras. Lo mismo se aplica a las interpretaciones simultáneas.

Leonard Haverkamp: No puedo sino estar de acuerdo con ustedes: ¡wow! Para gente como yo, que no hablo portugués ni español, se sintieron accesibles las producciones. 

Margarita Borja: Algunos artistas me comentaron que habían estado en contacto con las traductoras ya desde hace meses y que hubo mucho trabajo de preparación: las preguntas y aclaraciones iban y venían por correo electrónico. O sea, un largo y cuidadoso proceso. ¿Creen que se logró derribar del todo las barreras lingüísticas o quedaron aún restos donde tropezamos? 

Georg Kasch: Naturalmente no se puede comprender todo. Y en el teatro no hay notas al pie de página para explicar las diferencias culturales fundamentales. Para ello teníamos los conversatorios después de cada presentación.

Margarita Borja: Sí, la gramática cultural que uno necesita para comprender algo extranjero se podía aprender en parte durante los conversatorios. Pero también nuestra página web tiene ese objetivo: darle al público las herramientas previas para prepararse para la experiencia de cada obra. Por eso incluimos el contexto social, político, histórico, teatral de cada país, así como información sobre cada obra y sus creadores. También las entrevistas que hicimos con los directores buscaban facilitar la comprensión de las obras.

Temas y estéticas

Georg Kasch: Debo añadir, sin embargo, que a pesar de la buena preparación con la que venía gracias a nuestra página, cada vez me sorprendía encontrarme con las obras en vivo, tan distintas de lo que me había imaginado. ¿Creen que existe un tema o estética que atraviesa todas las producciones invitadas?

Margarita Borja: Identidad, desarraigo, migración forzada, la relación con el lugar natal, el territorio y el cuerpo. 

Leonard Haverkamp: ¡El anhelo de comunidad! Este tema atraviesa el teatro iberoamericano que vimos en el festival y también nos ocupa actualmente en Alemania. Pero en Heidelberg pude ver nuevas formas de aproximarse a este tema. Pienso por ejemplo en el inicio de “Soliloquio” pero también en otras obras que irradiaban una cierta calidez y energía que a uno lo sobrecogían.

Margarita Borja: ¡Sí, precisamente! Y también me di cuenta de cuánta falta me hace a mí, como persona. Como migrante, me cuesta mucho sentirme conectada con la gente que me rodea. 

Georg Kasch: Anoche nomás fui nuevamente testigo de hasta qué punto los creadores teatrales alemanes se preocupan por este tema. La nueva obra de Falk Richter en la Schaubühne de Berlín aborda la cuestión de cómo podemos superar el aislamiento en esta época dominada por el individualismo y encontrar nuevas formas de vida común. Como teatro, sin embargo, resultó bastante malo. En Heidelberg, en cambio, vi tantas posibilidades de tratar el tema de formas estéticamente seductoras que a su vez proponen soluciones sin caer en la cursilería. Esto se aplica incluso a obras como "Soliloquio" y "Espíritu" que tienen claros momentos de agitación. 

Leonard Haverkamp: Estoy de acuerdo. También he experimentado varias producciones teatrales del mundo germanoparlante que se ocupan del tema pero sin proponer soluciones, o se pierden en divagaciones sobre si algo es solucionable o no, y sus innumerables facetas. En Heidelberg se vio algo totalmente distinto. Una buena dosis de optimismo, una sincera voluntad de cambiar algo, cosa que en la escena local rápidamente se etiquetaría como naif… lamentablemente. Creo que deberíamos dejarnos inspirar por la ligereza y el humor con el que estos artistas iberoamericanos se atreven a tratar incluso los temas más difíciles.

Margarita Borja: El tono nostálgico de “Minga de una casa en ruinas” me llegó hasta el alma, pues como migrante pienso mucho en el tema del hogar. Me suelo sentir conectada con personas y artistas de habla hispana. Siento, como afirmó el poeta argentino-mexicano Juan Gelman, que “Mi patria es la lengua”. Noto la dificultad que tengo a la hora de expresarme con autenticidad en otras lenguas. Pero a través del arte logro sentirme conectada con otros más allá de las palabras: bailando, sintiendo, respirando el mismo aire, aplaudiendo como locos, todos juntos, la obra “Hamlet”. 

La favorita del festival

Georg Kasch: A propósito de las obras que tocaron nuestras fibras sensibles, ¿cuál fue su favorita del festival? 

Leonard Haverkamp: ¡Cada día me enamoraba de otra! Es difícil elegir, ¿quizá me quedo con “Aurora Negra”? Aunque “Espíritu” también me dio mucho, y eso que la mostraron en una versión reducida. Es que su contenido era sencillamente bello y los intérpretes improvisados estuvieron a la altura de la situación.

Margarita Borja: A mí “Ese bóker en el campo del dolor” me resultó estéticamente asombrosa, ¡y tan original, osada, urgente! Pero, lo dicho, fue “Minga de una casa en ruinas” la obra con la que me sentí más profundamente identificada.

Georg Kasch: Es realmente interesante. Tras la gran apertura del festival con “Aurora Negra” uno se pregunta, ¿y ahora, cómo seguir a eso? Pero entonces llegaron una tras otra tantas veladas geniales, todas tan distintas y únicas. Estéticamente también me quedo con “Ese bóker”. Pero mi corazón se lo quedó definitivamente “Hamlet”. Esas son las tres obras que yo volvería a ver inmediatamente y que me gustaría ver girar como invitadas por toda Alemania.

Margarita Borja: ¿Y qué les pareció la atmósfera del festival, el público, los artistas, el equipo organizador? ¿Tuvieron encuentros valiosos?

Georg Kasch: Como crítico no es mala idea mantenerse a una cierta distancia profesional de los creadores. Pero era imposible no dejarse contagiar de las vibras positivas que suscita este festival. Entre el público uno encontraba a tantos hablantes nativos de español y portugués. Pero el entusiasmo también se notaba en el numerosísimo público alemán de Heidelberg, gente curiosa y abierta, ávida de comprender, y que incluso ante las producciones más enigmáticas se mostró agradecida por la experiencia. Al final de las obras aplaudían con euforia y no se perdían la oportunidad de asistir a los conversatorios.

Leonard Haverkamp: Lindos encuentros tuve sobre todo con los espectadores. Me hizo bien verme rodeado de tanto interés por los países invitados y tal gusto por el teatro. 

Margarita Borja: A mí me fascinó la calidez de la gente del festival en Heidelberg: el director Holger Schultze siempre presente, accesible, con una sonrisa acogedora en el rostro. Y qué decir de los curadores, el equipo de organización, todos mismo. Además tuve la suerte de encontrarme en el hotel, a la hora del desayuno, con los artistas que iban llegando. Y como nos veíamos una y otra vez en los mismos lugares (el teatro, los conversatorios, la calle principal de Heidelberg) terminábamos de una u otra manera entablando conversaciones e incluso haciendo planes para acompañarnos a descubrir la ciudad en las horas libres. Con unos visitamos la Universidad de Heidelberg, con otros subimos al castillo o tomamos café, cerveza, intercambiamos datos para mantenernos en contacto. ¡Tanta gente linda y talentosa reunida en un solo lugar! Más allá de las maravillosas producciones, me alegró sobremanera sentirme nuevamente conectada, en comunidad. 

Un par de gotas de amargura

Georg Kasch: Antes de entregarnos completamente al elogio, quiero preguntarles si hubo algo que les dejó con una gota de amargura, cosas que faltaron o que los dejaron insatisfechos o confundidos.

Margarita Borja: Creo que así como uno de los grandes logros del festival ¡Adelante! es intentar superar las barreras lingüísticas y culturales, del otro lado de la misma moneda es mucho lo que se pierde en la traducción. Me di cuenta además de cuánta paciencia se necesita para escuchar los diálogos primero en uno, luego en otro idioma. Pero si uno se abre a la idea de que es imposible comprenderlo y abarcarlo todo, y uno se deja llevar también irracional, instintivamente por la experiencia, es posible disfrutar incluso de las obras menos “traducibles”. Solo en una ocasión me cerré por completo. “Historia del ojo” de Brasil activó mi reflejo de huida. No le encontré ningún sentido a tal sordidez y vulgaridad, me sentí tan incómoda que me fui.

Leonard Haverkamp: Yo en cambio no pude sintonizar con “La Luna en el Amazonas”. Me pareció demasiado trippy. Y durante el conversatorio hubiera deseado escuchar un discurso más amplio. Quizá funcionaría mejor en otro formato. Pero bueno, ¡aquí nos estamos quejando ante cosas de lujo!

Georg Kasch: Yo también me sentí algo decepcionado por “La Luna”, especialmente porque la producción del mismo grupo que nos visitó en 2017 fue uno de los puntos culminantes del festival. También “GUNS” me dejó frío. Y me asombró que un tema como el cambio climático brillara por su ausencia. Pero nada de esto empaña el brillo de esta tercera edición del festival que resultó, de largo, la mejor. 

Leonard Haverkamp: Durante la mesa redonda sobre "GUNS" nos enteramos de que la agrupación había buscado acercarse al teatro popular para poder llegar a un público más amplio, distinto del habitual. Al parecer, la preocupación por la disminución del público es tema central también fuera de Alemania. Quizás debamos verlo como un paso en una dirección interesante y ser pacientes hasta que se produzcan obras más pulidas... 

Revelaciones

Georg Kasch: ¿Han aprendido algo sobre Iberoamérica que no supieran antes?

Margarita Borja: Ufff, muchísimo. No sabía que la situación en Cuba fuera tan desesperada, por ejemplo. Y sobre las tablas se mostraron constantemente cosas que me dejaban perpleja y que luego me ponía a investigar en casa. Así, por ejemplo “Normalización” (Cuba) revivió ese legendario discurso de Unamuno del 12 de octubre de 1936 en la Universidad de Salamanca, un discurso poderoso y relevante hasta el día de hoy a la hora de cantarles las verdades a los fascismos de derechas o izquierdas por igual. También me fascinó la imagen del Santo Niño Fidencio alrededor de la cual giraba “Ese bóker” (México). En general, siento que desarrollé empatía y mayor sensibilidad ante varios temas. Por ejemplo, ya no repetiré la cantaleta de que Argentina es un país más bien “blanco” porque a los indígenas los mataron los conquistadores y está marcado por la migración más reciente de europeos… Este discurso, ahora lo veo, invisibiliza a los numerosos pueblos indígenas que forman parte de ese país y que ni siquiera viven ya solo al norte o en las comunidades donde nacieron sino que forman parte de la dinámica de Buenos Aires, por ejemplo, donde sufren de racismo y discriminación sistemáticas, dos cosas que persisten no solo Argentina sino en toda Iberoamérica, y en Europa, por supuesto.

Leonard Haverkamp: ¿Por dónde empezar? Por sobre todo, he aprendido lo diversa que es esta región, al igual que cada uno de sus países. Durante el festival hemos además escuchado una y otra vez que los países son más diversos de lo que se logra reflejar con una docena de invitados. El festival ha generado también en mí la consciencia de lo desgarrados que se encuentran estos países entre la emancipación del legado de la época colonial y las culturas indígenas a las que aún hoy oprimen. Aprendí mucho sobre la situación política: las secuelas de las dictaduras, el ping-pong gubernamental de derecha a izquierda y viceversa.

En tres palabras

Georg Kasch: Para terminar, en tres palabras, ¿qué impresión les ha dejado el Festival ¡Adelante! de 2024? 

Margarita Borja: Con tres palabras no puedo expresar nada. ¡Qué propuesta tan alemana! Yo necesito al menos doscientas. Pero lo intento, a ver: ¡amé el festival!

Georg Kasch: Para mí, probablemente serían: atención, empatía, comunidad. 

Leonard Haverkamp: Definitivamente. Y: muy buen teatro.

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