Sálvese quien pueda

Por Margarita Borja y Leonard Haverkamp

Heidelberg, 5 de febrero de 2024. El viaje es casi parte de la vida de un artista de teatro. Pero cuando el nomadismo responde a la situación política y financiera de nuestra tierra natal y los puentes que nos unen con ella penden de un hilo nos encontramos en el exilio. Cómo trabaja, cómo se siente un artista en el extranjero y cómo ve la situación de su país de origen, estos y más son los temas que se abordaron durante el segundo día del Festival ¡Adelante! en una charla moderada por Bettina Sluzalek del ITI (Instituto de Teatro Internacional, sede alemana) ante un público que llenó la sala del Sprechzimmer.

Buenas noches, Habana

Tradicionalmente complejo resulta este tema para los artistas teatrales de Cuba, representados en Heidelberg por Nelda Castillo y José Ramón Hernández. La legendaria directora y dramaturga cubana que todavía vive en la isla nos cuenta que desde hace un tiempo acá el Gobierno está obligando a los artistas a presentarles las obras antes del estreno para que puedan censurarlas (y lo hacen) y que además hay una nueva ley que determina que cada artista que se encuentre al inicio de un proceso investigativo y creativo debe aceptar la presencia de un comisario inspector en su taller. En pocas palabras, el infierno tal como lo imaginan los artistas. Sobra decir que Nelda Castillo no acata esta ley. Nos habla además de la situación en Cuba que se ha vuelto imposible. Tal es la crisis económica que han colapsado hasta los famosamente sólidos sistemas de salud y educación. No hay medicinas, se postergan indefinidamente las cirugías, los productos de primera necesidad cuestan un ojo de la cara y al pueblo le pagan con una moneda “simbólica” que no sirve para comprar nada. No sorprende así esa actitud de sálvese quien pueda que ha catapultado a miles de jóvenes a abandonar la isla, incluso si eso significa pagar 4.000 dólares por un billete a Nicaragua (¿quién está lucrando con todo esto?, se pregunta la dramaturga) o atravesar el Tapón del Darién con todos los horrores que allí suceden, o arriesgar la vida en el mar en improvisadas balsas con la esperanza de llegar a puerto seguro. Se van tantos, dice Nelda Castillo, perdemos su energía, su talento: “cada proyecto lo debemos empezar desde cero”. Castillo es una artista cubana icónica y es la única participante de la tertulia que aún vive en su lugar natal. Es además la fundadora y directora de El ciervo encantado, agrupación que presentará durante el festival la obra “Normalización”, la cual justamente aborda el tema del exilio y más que nada la actitud del gobierno cubano y los medios estatales de ocultar esta realidad y seguir funcionando “como si nada”, normalizando una situación que grita emergencia. 

El dramaturgo José Ramón Hernández, también cubano, ya en 2017 constó entre los invitados a ¡Adelante!, donde presentó su obra “BaqueStritBoys”. Ahora vive en Madrid y comenta profusamente los problemas que afronta como artista latino en Europa: “De repente ya no resulto interesante porque ya no vivo en Cuba”, clama. Y cada vez que regresa a la isla a trabajar con los proyectos que dejó en Cuba, debe afrontar problemas financiaros y logísticos, y mantener su trabajo fuera del radar de las autoridades. A más de esto, si quiere traer a los participantes de sus proyectos a Europa para una gira internacional necesita una autorización estatal que puede tardar años en tramitarse. Las autoridades temen que los actores no regresen (cosa que suele ocurrir). Entre los objetivos artísticos de Hernández están explorar, mediar y hacer visible la diáspora en las sociedades poscoloniales pues hoy en día ya no podemos pensar en la identidad de un país sólo en relación a su territorio, porque estos países siguen existiendo y transformándose allí donde vive su gente. Hay muchas Cubas (Ecuadores, Venezuelas, etc.) en Miami, Nueva York o Madrid, por así decirlo.

Muchos de los temas abordados por los exponentes cubanos resurgen en el testimonio y las reflexiones del artista franco-venezolano residente en París Pierre-Angelo Zavaglia. A un periodo de esperanza tras la revolución de Hugo Chávez siguió el colapso y el éxodo. Si bien durante décadas Venezuela fue un país que acogió a migrantes europeos y latinoamericanos, desde hace casi diez años se ha convertido en un lugar del que la gente quiere salir (hoy, casi el 15% de venezolanos vive en el extranjero). Sin embargo, ante las crisis cada vez más agudas de los países de acogida, las duras condiciones en que viven algunos migrantes venezolanos, la soledad, el desarraigo, muchos han decidido volver. Pierre-Angelo ve el futuro de Venezuela con algo de esperanza de cara a las elecciones que deberían suceder en 2024. Él mismo comparte con el público sus planes de regresar a Venezuela y documentar este tránsito en un proyecto al que llamará “Retorno”. 

La libertad de criticarlo todo amargamente

Oprimida por su trabajo en el sector público se sentía Cecilia Kuska cuando en el 2018 decidió abandonar Argentina para establecerse en Londres. Fue una lucha lograr hallar un trabajo fijo que le diera lo suficiente para vivir. Lo encontró finalmente en Bruselas donde ya lleva muchos años trabajando en el Teatro Real Flamenco donde busca expandir y crear  espacios artísticos que reconozcan voces auténticas. Su vasta experiencia en el campo de los festivales internacionales le permitió hacer varias críticas relevantes, por ejemplo el hecho de que agrupaciones europeas financiadas con generosos apoyos estatales llegan festivales latinoamericanos que les pagan más de lo que pagan a artistas locales a quienes incitan a contentarse con el espacio, los contactos y la visibilidad que les otorgan dichos festivales. 

Al final del debate el público se va cansado pero también lleno de nuevas ideas. Los artistas han tenido la oportunidad de compartir en libertad sus opiniones, perspectivas y vivencias. Están en Heidelberg, rodeados de artistas de toda Iberoamérica, ante un público generoso y ávido. Aún así, un aire de desesperanza dominó la atmósfera del debate, especialmente cuando a Nelda Castillo (Cuba) y Cecilia Kuska (Argentina) les preguntaron sobre el futuro de sus respectivos países.